Día 16- La familia vive momentos de desconcierto

ORACIÓN INICIAL PARA CADA DÍA
¡Oh María! durante el bello mes que te está consagrado, todo resuena con tu nombre y alabanza. Tu santuario resplandece con nuevo brillo y nuestras manos te han elevado un trono de gracia y de amor, desde donde presides nuestras fiestas y escuchas nuestras oraciones y votos. Para honrarte, hemos esparcido frescas flores a tus pies, y adornado tu frente con guirnaldas y coronas.

Mas ¡oh María!, no te das por satisfecha con estos homenajes, hay flores cuya frescura y lozanía jamás pasan y coronas que no se marchitan. Estas son las que Tú esperas de tus hijos; porque el más hermoso adoro de una madre, es la piedad de sus hijos; y la más bella corona que pueden depositar a sus pies es la de sus virtudes.

Sí, los lirios que Tú nos pides son la inocencia de nuestros corazones, nos esforzaremos, pues, durante el curso de este Mes, consagrado a tu gloria, ¡oh Virgen Santa!, en conservar nuestras almas puras y sin mancha y en separar de nuestros pensamientos, deseos y miradas, aún la sombra misma del mal. La rosa cuyo brillo agrada a tus ojos es la caridad, el amor a Dios y a nuestros hermanos; nos amaremos pues, los unos a los otros, como hijos de una familia cuya madre eres, viviendo todos en la dulzura de una concordia fraternal.

En este Mes bendito, procuraremos cultivar en nuestros corazones la humildad, modesta flor que te es tan querida; y con tu auxilio llegaremos a ser puros, humildes, caritativos, pacientes y resignados.

¡Oh María! haz producir en el fondo de nuestros corazones todas estas amables virtudes: que ellas broten, florezcan y den al fin frutos de gracia para poder ser algún día dignos hijos de la más santa y de la mejor de las madres. Amén


"Su padre y su madre estaban maravillados de las cosas que se decían de Él. Simeón los bendijo y dijo a María, su madre: puesto está para caída y resurrección de muchos en Israel y para blanco de contradicción. Y a ti una espada atravesará tu alma para que se descubran los pensamientos de muchos corazones" Lc. 2, 33-35

En su encuentro con Dios en el templo, la Sagrada Familia no recibe solamente una bendición. El anciano justo también les profetiza dolores. Ya habían tomado contacto con el plan misterioso, y muchas veces desconcertante, de la Divina Providencia. Un plan que encierra sorpresas que llenan de alegría, pero también momentos de dolor. Es el camino que Dios ha elegido para salvar al hombre.

¿Qué familia no ha vivido momentos de desconcierto?

Sin embargo, si quiere encaminarse con paso seguro hacia su plena realización y a la felicidad, debe asumir confiadamente las diversas alternativas del plan que tiene Dios con ella. Habrá momentos de dolor y momentos de gozo, pero tanto lo uno como lo otro provienen del amor de Dios. Que las nubes no dejen ver el sol, es normal, pero que se crea por eso que ya no existe el sol, sería perder la esperanza y eso es siempre negativo.

¿Cómo hemos vivido el dolor en nuestra casa?


PROPOSITO


ORACION:
¡Oh María, Madre de Jesús nuestro salvador y nuestra buena Madre!, nosotros venimos a ofrecerte con estos obsequios que colocamos a tus pies, nuestros corazones, deseosos de serte agradables, y a solicitar de tu bondad un nuevo ardor en tu santo servicio.

Dígnate presentarnos a tu Divino Hijo; que en vista de sus méritos y a nombre de su Santa Madre, dirija nuestros pasos por el sendero de la virtud.

Que haga lucir con nuevo esplendor, la luz de la fe sobre los infortunados pueblos que gimen por tanto tiempo en las tinieblas del error, que vuelvan hacia Él, y cambie tantos corazones rebeldes, cuya penitencia regocijará su corazón y el tuyo.

Que convierta a los enemigos de su Iglesia y que, en fin, encienda por todas partes el fuego de su ardiente caridad.

Que nos colme de alegría en medio de las tribulaciones de esta vida y de esperanza para el porvenir. Amén.






Fuentes:
-Librito «MES DE MARÍA: Para rezar en familia», texto elaborado por encargo de la Conferencia Episcopal, Departamento de Pastoral Familiar. Padre Jaime Fernández y Padre Miguel Ortega. 1994, año internacional de la Familia.
-Mis propósitos: Mes de María