Día 1- Sí al sueño de Dios


ORACIÓN INICIAL PARA CADA DÍA
¡Oh María! durante el bello mes que te está consagrado, todo resuena con tu nombre y alabanza. Tu santuario resplandece con nuevo brillo y nuestras manos te han elevado un trono de gracia y de amor, desde donde presides nuestras fiestas y escuchas nuestras oraciones y votos. Para honrarte, hemos esparcido frescas flores a tus pies, y adornado tu frente con guirnaldas y coronas.
 
Mas ¡oh María!, no te das por satisfecha con estos homenajes, hay flores cuya frescura y lozanía jamás pasan y coronas que no se marchitan. Estas son las que Tú esperas de tus hijos; porque el más hermoso adoro de una madre, es la piedad de sus hijos; y la más bella corona que pueden depositar a sus pies es la de sus virtudes. 
Sí, los lirios que Tú nos pides son la inocencia de nuestros corazones, nos esforzaremos, pues, durante el curso de este Mes, consagrado a tu gloria, ¡oh Virgen Santa!, en conservar nuestras almas puras y sin mancha y en separar de nuestros pensamientos, deseos y miradas, aún la sombra misma del mal. La rosa cuyo brillo agrada a tus ojos es la caridad, el amor a Dios y a nuestros hermanos; nos amaremos pues, los unos a los otros, como hijos de una familia cuya madre eres, viviendo todos en la dulzura de una concordia fraternal.
En este Mes bendito, procuraremos cultivar en nuestros corazones la humildad, modesta flor que te es tan querida; y con tu auxilio llegaremos a ser puros, humildes, caritativos, pacientes y resignados.

¡Oh María! haz producir en el fondo de nuestros corazones todas estas amables virtudes: que ellas broten, florezcan y den al fin frutos de gracia para poder ser algún día dignos hijos de la más santa y de la mejor de las madres. Amén


“SÍ AL SUEÑO DE DIOS”
LUCAS 1,29 “Ella se turbó por estas palabras [del ángel] y se preguntaba qué significaría aquel saludo”.

MEDITACIÓN
Frente al saludo del ángel, María quedó desconcertada y se preguntaba qué quería decir. No entendía mucho lo que estaba sucediendo. Pero supo que venía de Dios y dijo ‘sí’.

María es la madre del ‘sí’. Sí al sueño de Dios; sí al proyecto de Dios, sí a la voluntad de Dios. Un ‘sí’ que, como sabemos, no fue nada fácil de vivir.

Un ‘sí’ que no la llenó de privilegios o deferencias, sino que, como le dirá Simeón en su profecía: ‘A ti una espada te va a atravesar el corazón’ .
 
¡Y vaya que se lo atravesó! Por eso la queremos tanto y encontramos en ella una verdadera Madre, que nos ayuda a mantener viva la fe y la esperanza en medio de situaciones complicadas”.

¡Qué gran misterio la encarnación de Dios! 
La razón de todo esto es el amor divino, un amor que es gracia, generosidad, deseo de proximidad, y que no duda en darse y sacrificarse por las criaturas a las que ama.




PETICIÓN
Querida Madre, te ofrecemos este mes dedicado a ti y te pedimos que nos ayudes a iniciar un camino de santidad, correspondiendo cada día al amor que Dios nos regala.
R.- Escúchanos, Señor, te rogamos.





ORACION:

¡Oh María, Madre de Jesús nuestro salvador y nuestra buena Madre!, nosotros venimos a ofrecerte con estos obsequios que colocamos a tus pies, nuestros corazones, deseosos de serte agradables, y a solicitar de tu bondad un nuevo ardor en tu santo servicio.

Dígnate presentarnos a tu Divino Hijo; que en vista de sus méritos y a nombre de su Santa Madre, dirija nuestros pasos por el sendero de la virtud. Que haga lucir con nuevo esplendor, la luz de la fe sobre los infortunados pueblos que gimen por tanto tiempo en las tinieblas del error, que vuelvan hacia Él, y cambie tantos corazones rebeldes, cuya penitencia regocijará su corazón y el tuyo. Que convierta a los enemigos de su Iglesia y que, en fin, encienda por todas partes el fuego de su ardiente caridad. Que nos colme de alegría en medio de las tribulaciones de esta vida y de esperanza para el porvenir. Amén.

Decena del Santo Rosario (Padrenuestro, diez Avemarías y Gloria).