Inicia
el nuevo año como si, de verdad, fuese el último de tu vida: deja atrás
lo que no merece la pena e intenta, con todas tus fuerzas, ser una
persona totalmente diferente. ¡Ten fe y cultívala!
No
dejes de soñar ni de trabajar por aquellos objetivos que pueden ser
positivos para ti y buenos para los demás. Es bueno tener ideales ¡Pide, con fe, tu progreso espiritual y material al Señor!
No
dejes de lado a Dios. Él te dará luz en los 12 meses que ahora se
inician, palabra oportuna en los 365 días que te aguardan, esperanza en
todas y cada una de sus horas. ¡Imprime, un poco de tu fe, a cada una de tus jornadas!
Disfruta
con intensidad, pero con sentido común, tu existencia. No te dejes
llevar por cualquier oferta que degrade tu dignidad como persona ¡Confía, con fe, tus proyectos al Señor!
Demuestra
no para que se vea, pero sí para que se denote, tu vida cristiana, tu
generosidad. No olvides a los que se encuentran materialmente en
difíciles circunstancias ¡Porque tienes fe, que seas generoso!
Piensa
que, la vida, es demasiado breve para malgastarla. Recapacita en
aquellos fallos que cometiste en tu pasado y, mirando al cielo, intenta
solucionarlos ¡Con fe humilde, pídele al Señor su perdón!
No
digas “no es posible, de repente, cambiar de la noche a la mañana”. Con
la ayuda de Dios y con tu oración, podrás alcanzar pequeñas metas que
hagan realidad el superarte en diversos aspectos ¡Confía tus problemas al que te puede aconsejar: a Dios!
No
seas negativo. Da la cara y lucha en los próximos meses. Utiliza, en
esa batalla, las armas del perdón, del amor, de la alegría y de la
paciencia ¡Qué la fe sea tu resorte!
No
seas iluso. No sigas ni creas a aquellos que, por variados intereses,
intentan alejar a Dios de todo ámbito social: tú tienes que dar
testimonio de su presencia ¡Qué tu fe sea audible y visible!
No
te creas un “don nadie” ni tampoco un “don poderoso”. Eres grande por
ser hijo de Dios y, eres débil, por ser humano. Intenta conocer un poco
más tu fe. Asómate a la Palabra de Dios ¡Acércate un poco más a la Sagrada Escritura, fuente de la fe!
Da
gracias a Dios por este nuevo año que pone a tu alcance. Lo hace para
que seas santo, más sabio y, sobre todo, para que no le olvides ¡Con fe entusiasta, da gracias a Dios!
Levanta
la copa de la fe con la ayuda y la protección de la Virgen María. Que
Ella te ayude a saborear, poco a poco, todo lo que el Señor quiere y
espera de ti ¡Pídele a María una fe, por lo menos, tan sencilla y valiente como la de Ella!