Santa María- la Madre siempre despierta


No me dejéis hasta que me veáis salvo en el cielo para bendeciros" ( San Alfonso María de Ligorio )


Yo soy una sola, lo que quiero es que sepan que Yo soy su Reina.
"El nacimiento de Jesús fue así: su madre María estaba prometida a José y, antes de vivir juntos, resultó que esperaba un hijo por la acción del Espíritu Santo. José, su esposo, que era justo y no quería denunciarla, decidió separarse de ella ensecreto. Después de tomar esta decisión, el ángel del Señor se le apareció en sueños y le dijo: "José, hijo de David, no temas aceptar a María como tu esposa, pues el hijo que espera viene del Espíritu Santo. Dará a luz un Hijo, y le pondrás por nombre Jesús, porque el salvará a su pueblo de los pecados".


Cuando José se despertó hizo lo que el ángel del Señor le había mandado."
(San Mateo 1,18-24)

Santa María, la Madre siempre despierta

Sabemos por el catecismo que la Virgen María también es figura de la Iglesia pues contribuye como ella a engendrar y salvar a los hijos de Dios precediéndola y siendo miembro eminentísimo de esta. (CIC 953, LG 53 y LG 63)

Pero así como el justo José decidió separarse de María porque no comprendía lo que había pasado, hoy muchos católicos, con muchísima menos justicia y razones, abandonan a la Iglesia en el silencio de una fe moribunda y apática. En medio de un mundo que pones sus medios de comunicación para convertirlos en medios de desacralización y desunión, muchísimos bautizados prestan oídos a las mentiras del mundo y se alejan de su Madre la Iglesia amparados por las mismas sombras deshumanizadoras del mundo.

El justo José fue advertido por un Angel del Señor y el, que era de corazón puro y bueno, no dudó de su palabra y aceptó a María como esposa y a su Hijo como hijo. Para que numerosos bautizados vuelvan a la Iglesia, que es su Casa, deberían también tener oído atento y escuchar a Dios que les habla por las circunstancias de la vida y por la Iglesia. "El que a ustedes escucha a Mí me escucha y el que los rechaza a ustedes a mi me rechaza ", dijo Jesús (Lucas 10,16). Sin embargo muchos reniegan de su propia Iglesia, Iglesia formada por hombres pero fundada por Dios. Pues la distracción del mundo es tan grande y los engaños tan disimulados y continuos, que es casi imposible que quién no este prevenido pueda atender a Dios y discernir con corrección. Todos tenemos un angel de la guarda que nos advierte pero ¿cuántos prestan oido a esas inspiraciones como lo hizo José?

Aborto, uniones contranatura, injusticia, guerra, división, libertinaje, impureza, divorcio, eutanasia. han hecho que muchos bautizados duerman mientras caminan por el mundo. José se durmió pero en su aparente letargo tuvo el oído atento a Dios. Escuchó y despertó. El mundo adormece y aturde y no deja que muchos despierten.

¡Que responsabilidad tenemos todos los bautizados! Todos podemos ser como el Angel que despertó a José. Todos somos enviados a ser profetas en un mundo que se duerme y resbala peligrosamente hacia la perdición. Son muchos los que no lo advierten. ¡Despertemos! "Hagan, pues, que brille su luz ante los hombres; que vean estas buenas obras, y por ello den gloria al Padre de ustedes que está en los Cielos." (Mateo 5,16) . Es hora de que los católicos "re-encendamos" nuestras luces moribundas. Hay muchas situaciones y circusnstancias oscuras que deben ser iluminados. La luz es nuestra pues ¡Cristo es la Luz! Nunca encontraremos en el mundo una luz mas adecuada a la dignidad del hombre ¿Que esperamos para llevarla en alto?

Acudamos a Santa María, la Madre siempre despierta. Amemos a María con el mismo Corazón de Cristo. Pues tratar de ser perfectos como El(Mateo 5,48) implica también amar como El (Flp. 2,5). Como dice un himno pascual: "¡Despiertad! ¡Llega Cristo!" y agregamos nosotros: ¡Y con El llega su Madre, la Reina de pié a su derecha! (cfr. Salmo 45,10) Amar a María es camino seguro para no adormecerse y volver a Dios. Reencontrar a María es reencontrarse con Jesús, su Hijo Dios, nuestro Redentor y Salvador.

Dios los bendiga y Santa María les sonria,

- Claudio* -


Canción de Cuna de María (Himno, 18, 1-23)

Ella llevaba un niño, lo acariciaba, lo abrazaba, lo mimaba con las más hermosas palabras y lo adoraba diciéndole:

Maestro mío, dime que te abrace. Ya que eres mi Hijo, te acunaré con mis cantinelas; soy tu Madre, pero te honraré. Hijo mío, te he engendrado, pero Tú eres más antiguo que yo; Señor mío, te he llevado en el seno, pero Tú me sostienes en pie.
Mi mente está turbada por el temor, concédeme la fuerza para alabarte. No sé explicar cómo estás callado, cuando sé que en Ti retumban los truenos.
Has nacido de mí como un pequeño, pero eres fuerte como un gigante; eres el Admirable, como te llamó Isaías cuando profetizó sobre Ti.

He aquí que todo Tú estás conmigo, y sin embargo estás enteramente escondido en tu Padre. Las alturas del cielo están llenas de tu majestad, y no obstante mi seno no ha sido demasiado pequeño para Ti.

Tu Casa está en mí y en los cielos. Te alabaré con los cielos. Las criaturas celestes me miran con admiración y me llaman Bendita.

Que me sostenga el cielo con su abrazo, porque yo he sido más honrada que él. El cielo, en efecto, no ha sido tu madre; pero lo hiciste tu trono.

¡ Cuánto más venerada es la Madre del Rey que su trono! Te bendeciré, Señor, porque has querido que fuese tu Madre; te celebraré con hermosas canciones.

Oh gigante que sostienes la tierra y has querido que ella te sostenga, Bendito seas. Gloria a Ti, Oh Rico, que te has hecho Hijo de una pobre.

Mi Magnificat sea para Ti, que eres más antiguo que todos, y sin embargo, hecho niño, descendiste a mí. Siéntate sobre mis rodillas; a pesar de que sobre Ti está suspendido el mundo, las más altas cumbres y los abismos más profundos (...).

Tú estás conmigo, y todos los coros angélicos te adoran. Mientras te estrecho entre mis brazos, eres llevado por los querubines.

Los cielos están llenos de tu gloria, y sin embargo las entrañas de una hija de la tierra te aguantan por entero. Vives en el fuego entre las criaturas celestes, y no quemas a las terrestres.

Los serafines te proclaman tres veces Santo: ¿qué más podré decirte, Señor? Los querubines te bendicen temblando, ¿cómo puedes ser honrado por mis canciones?

Escúcheme ahora y venga a mí la antigua Eva, nuestra antigua madre; levante su cabeza, la cabeza que fue humillada por la vergüenza del huerto.

Descubra su rostro y se alegre contigo, porque has arrojado fuera su vergüenza; oiga la palabra llena de paz, porque una hija suya ha pagado su deuda.

La serpiente, que la sedujo, ha sido aplastada por Ti, brote que has nacido de mi seno. El querubín y su espada por Ti han sido quitados, para que Adán pueda regresar al paraíso, del cual había sido expulsado.

Eva y Adán recurran a Ti y cojan de mí el fruto de la vida; por ti recobrará la dulzura aquella boca suya, que el fruto prohibido había vuelto amarga.

Los siervos expulsados vuelvan a través de Ti, para que puedan obtener los bienes de los cuales habían sido despojados. Serás para ellos un traje de gloria, para cubrir su desnudez.