Santa María. Reina de la Familia




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"Nuestro fin es acrecentar el amor hacia Ella y abrazar de su amor a todo el mundo.
Para este fin trabajamos, sufrimos y queremos trabajando hasta la muerte"
( San Maximiliano Maria Kolbe

"En aquel tiempo, Jesús entró en una casa con sus discípulos y acudió tanta gente, que no los dejaban ni comer. Al enterarse sus parientes, fueron a buscarlo, pues decían que se había vuelto loco."

Y como la casa de los amigos de Jesús se fue quedando chica, Jesús nos invita a su propia Casa, a su propia Mesa. Y como los cristianos acudimos a ese magnífico banquete, también a nosotros nos tildan de locos. Incluso hasta los "parientes" cristianos no católicos que nos tachan de locos porque creemos que Jesús está presente en la Eucaristía.

Sin alimento no hay mesa, no hay comida y no hay vida. Tampoco hay reunión, fraternidad, ágape, amor, unión, familia. Sin Eucaristía no hay Iglesia. Por eso el Señor ha querido siempre reunir a sus amigos alrededor de la mesa del Altar donde El es el Alimento de la Vida Eterna.

¿Y quiénes comen en tu mesa? ¿Está el Señor cada día en tu mesa? Muchas veces hay más discusiones, altercados y silencios que pan. Más desencuentros que caridad. ¿Está la Virgen Santísima invitada a tu hogar? ¿Quién reina en tu hogar?

Puedes comenzar hoy mismo. Invita a tu familia a rezar un Ave María antes del almuerzo, todos juntos, tomados de la mano. A través de esta simple y divina oración, Ella y el Fruto Bendito de su Vientre, Jesús, estarán con nosotros y bendiciendo nuestros alimentos bendecirán a toda la familia.

¡Que Jesús y María reinen en tu familia! ¡Que Jesús y María compartan tu mesa! Y deja que los demás, sean parientes, vecinos o conocidos, crean que estás loco.
¡Bendita locura de los hijos de Dios! ¡Que toda la humanidad enferme de ella y el Reino de Dios, que es el Reino de María, cubrirá toda la tierra y el universo! Señor, que venga a nosotros tu Reino.

Santa María, Reina de las familias, ruega por nosotros

Que el Señor los bendiga y la Virgen María les sonria,

Santa Brígida vio a la Madre de Dios, la Reina del cielo, que llevaba sobre la cabeza una hermosa corona. Sus cabellos eran de un brillo y de una belleza admirables, le caían sobre las espaldas. Tenía una túnica dorada de un esplendor sorprendente, y un manto azul como el cielo. Ella se sintió feliz ante semejante visión, se quedó inmóvil, como fuera de sí, centrada en su vivencia interior. Enseguida, se le apareció san Juan Bautista que le dijo:

"Escucha atentamente: voy a decirte lo que estas cosas significan. La corona significa que la Santa Virgen es Reina, Señora, Madre del Rey y de los Ángeles. Los cabellos sueltos que la virgen es pura y perfecta. Su manto azul como el cielo que todas las cosas temporales para ellas carecen de vida. Su túnica de oro que ella ardió en el amor y en la caridad, tanto interior como exteriormente.

Su Hijo le puso en la corona siete lirios y entre los lirios siete piedras preciosas. El primer lirio es su humildad, el segundo el temor de Dios, el tercero la obediencia, el cuarto la paciencia, el quinto la fortaleza, el sexto es la mansedumbre, que a los mansos corresponde compartir con quienes la solicitan; el séptimo lirio es la misericordia en las necesidades: de hecho, en cualquier necesidad que uno se encuentre, si a Ella se dirige será salvado."