Santa María del abrazo

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Sábado, 17 de Septiembre de 2011

"Las mejores conquistas de almas que he logrado, las he conseguido por medio del rezo devoto del Santo Rosario" ( San Antonio Maria Claret )

Santa María del abrazo

"¿No tengo derecho a disponer de mis bienes como me parece?
¿Por qué tomas a mal que yo sea bueno?"
San Mateo 20,15)

Dios es Vida. Y Dios dispone de la Vida como le parece. Y Dios envía niños a este mundo en su bondad aunque a la gente le parezca que no son las circunstancias adecuadas. O porque es un país demasiado pobre, o porque allí no había amor, o porque es una familia con ya demasiados hijos, o porque sus padres no tienen trabajo, o porque su madre está enferma, o porque la madre es demasiado joven, o porque no eran sus planes, o porque debe terminar sus estudios, o porque un hijo dificulta su profesión, o porque no quiere y se dice dueña de su cuerpo, o porque abusaron de ella, o porque la violaron, o porque la incentivan, o porque la presionan.

Hay muchos que hoy en día ponen mil argumentos en contra de la decisión de Dios de, a pesar de todo, ser bueno. Porque no hay nada que Dios haga que no sea bueno (cfr. Gen 1,31 y 1 Tim 4,4). Ni hay nada que Dios permita que no sea para bien de los suyos (cfr. Rom 8,28). Aún lo incomprensible. Porque tanto como la distancia entre el cielo y la tierra es la diferencia entre los caminos de Dios y los de los hombres (cfr. Isaías 55,8-9).

Dios dispone dar vida. Y nuestro derecho es gozarla y vivirla en plenitud. Y el derecho de todo niño concebido es el mismo. ¿Por qué disponer nosotros de dones de otro? ¿Dispones acaso del dinero o salud de tu vecino? ¿Dispones para tu provecho de la inteligencia de otros? ¿Y como puedes disponer del don de la vida del que ni siquiera eres dueño? Pues tu vida es tuya en cuanto a que Dios te la dado para vivirla, pero como don que es, no es tuya. Es de Dios. Y habrás de dar cuenta de ella un día. Es un talento más. El más grande de todos. Y el único que tiene derecho a disponer de ella es su dueño: Dios.

Es deber de todo hombre de buena voluntad y más aún del cristiano, el reconocer el derecho de todo ser humano a la vida, desde su concepción hasta la muerte natural. Sólo uno ha dicho en toda la historia del mundo: "Yo Soy la Verdad y la Vida", el Hijo de María, Jesús. El mismo que fue concebido y amado y reconocido como persona desde el mismo instante de su Concepción Inmaculada. El mismo que fue recibido como Señor aún en el vientre de su Madre. El mismo que hizo saltar de alegría a otro niño no nacido cuando sus madres se abrazaron.

¿Tienes miedo? ¿Las circunstancias son muy difíciles y no encuentras explicación ni consuelo? Abrázate a María. Ella fue una joven madre que se expuso a la habladuría de su pueblo y familia. Ella fue una joven madre que se expuso al abandono de su prometido. Ella fue una joven madre que debió seguir trabajando y sirviendo. Abrázate a Ella y sentirás a tu hijo saltar de alegría en tu vientre. La alegría de la vida es una alegría que ya nadie podrá quitarte. La alegría de ser depositaria del mayor don que Dios nos puede dar: la vida de un hijo. Acéptalo. No tomes a mal la bondad de Dios.

Santa María del abrazo, ruega por todas las madres que sufren.

Que Dios los bendiga y Santa María les sonría,
- Claudio* -

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